miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Enseñar y aprender sin calificaciones ni suspensos?

Esta entrada pertenece a otra entrada, del blog "Escuela de Ciudadanía", recomendada por mi profesor. A continuación, os dejo en enlace, para que vosotros también podáis echarle un vistazo.. ;)


Este artículo, escrito por Paco Espadas, os resumo, habla sobre esa creencia  de que sin calificaciones nadie aprenderá en la escuela y  por ello, pide  desmontar esa creencia y «aprender» a enseñar sin calificaciones, ni suspensos, ni controles. Para ello, expone seis razones en contra de la calificación:

1-  La calificación resuelve por eliminación los problemas del aprendizaje.
2- Es imposible calificar con un mínimo de rigor. 
3- La cultura de la calificación eleva a categoría pedagógica el conocimiento más anecdótico.
4- Calificar perjudica el proceso de enseñar y aprender.
5- La calificación es especialmente injusta con los menos favorecidos.
6- La calificación resulta absolutamente ineficaz como «disuasión» e inadmisible como castigo.

Y, también, siete alternativas:

1- Entender que la enseñanza obligatoria es un derecho ciudadano y, por tanto, universal y absoluto
2- Considerar la evaluación como una tarea para comprender y mejorar, en este caso, el proceso de aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas, en vez de cómo un instrumento de sanción, de selección y promoción.
3- Considerar que, no obstante, el principal asunto de la evaluación no debería ser el alumnado sino la práctica docente.
4- Convertir la evaluación en una tarea compartida y consensuada entre profesorado, alumnado y familias.
5- Basar la evaluación en la recopilación de datos múltiples y variados a través de la utilización de técnicas flexibles y adaptables al contexto, no en pruebas, controles o exámenes. 
6- Independizar en la práctica la evaluación de la calificación, abandonando el empeño de buscar fórmulas (imposibles) para traducir una a otra con el propósito de comparar, suspender o promocionar.
7- Entender que la evaluación no es un fin en sí mismo sino un medio al servicio de la educación. 

 
Tras esto, os doy mi opinión, lo primero en decir, es que estoy de acuerdo con Paco Espadas, pues todo esto ha conducido, a que todo el mundo siempre, relacione aprendizaje con exámenes y/o notas.  Y también, estoy de acuerdo, con las desventajas  que tiene la calificación y con las soluciones que aporta.

La calificación lo único que se consigue es etiquetar al alumno o clasificarlo, por tanto, la clasificación no ayuda a mejorar al alumno.

La calificación suele ser un factor muy valorado en la educación, tanto por los alumnos, como por sus propios padres. Todos los padres le dan mucha importancia a las notas o calificaciones que los hijos obtienen en una asignatura. Pero éste no debe ser el único aspecto a valorar en los estudios de los hijos. No es conveniente valorar la calificación en sí misma. 

Tampoco es aconsejable exigir una determinada calificación a los hijos. Los padres deben valorar, fundamentalmente, el rendimiento escolar de cada hijo. Y, el rendimiento no siempre coincide con lo que expresa una calificación.

Para clasificar, hay que tener muchas cosas en cuenta (competencias adquiridas) y no solo basarte en las respuestas que ha respondido correctamente en el examen, ya que ese conocimiento, es temporal, y a los días lo sueles olvidar, por tanto, al clasificar, no estamos evaluando totalmente el aprendizaje del alumno.

Por ello, opino que clasificar o poner nota a un examen, deberíamos de hacerlo desaparecer…  Pero por desgracias, en nuestro sistema educativo, el examen, tiene un papel importante a la hora de evaluar al alumno, y muchas veces a los alumnos, profesores, o incluso padres, no nos ha quedado más remedio que aceptar este método de evaluación… Pero… ¿Nunca te has preguntado, a que ha conducido, en muchas ocasiones, el realizar exámenes?

  •  Lo primero, se encuentran, aquellos alumnos que memorizan sin comprender, aquellos que se hacen sus “chuletillas”… con tal de conseguir una nota alta. 
  •  Lo segundo, aquellos colegios, escuelas, universidades… que realizan exámenes de “admisión” que en realidad son examenes de “eliminación”, ya que no admiten a todos aquellos alumnos que no son aptos.
  •  Y por último, aquellos padres que premian o castigan a sus hijos por sus notas. Algunos, que se “avergüenzan” porque sus hijos sacan “5”, otros muy “orgullosos” porque sacan “10”… 
¿Pero que pasa si logran sacar esos ansiados dieces? ¿Por ello van a lograr el trabajo que querían? ¿Por ello van a saber solucionar los problemas de la vida?.... 

Acabo, esta entrada, con una frase, que dará paso a mí próxima (creo) entrada, y así, os hago reflexionar un poco, antes de publicarla: 

¡Cuántas veces se dan cuenta demasiado tarde que dieron su vida a cambio de un número que hoy no tiene ningún significado!

(Ya que en ningún ámbito de la vida es aceptable dar la apreciación/clasificación de una persona con cifras numéricas).

 
      

1 comentario:

  1. Hola, me gusta mucho su blog. Me atrevo a sugerirle que quite el sonido molesto de su aplicación para la hora.

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